Adrián Ríos, MD
El láser azul es un tipo de láser que emite una luz intensa de color azul.
La longitud de onda de la luz azul se encuentra entre 445 y 495 nanómetros.
Según la potencia utilizada y los diferentes modos de aplicación, pueden obtenerse efectos en lesiones de pequeño diámetro, así como coberturas completas de diferentes zonas del cuerpo que pueden aplicarse para tratar el acné.
La obtención de la luz azul fue la más difícil y la generación de láseres de esta frecuencia es, por tanto, la más reciente.
Incluso hoy en día, no disponemos de láseres de este color para remover tatuajes.
La luz azul ha permitido, desde mediados del siglo XX, obtener mejores fuentes de iluminación y su obtención en láseres ha posibilitado un mayor almacenamiento de información (Blue-Ray).
En general, la luz azul provoca una mayor acción con menor calentamiento.
El láser azul se obtiene a partir de semiconductores como el Nitruro de Galio (GaN) o el Arseniuro de Galio (GaAs). Estos son diodos que tienen una mayor facilidad para emitir luz de color azul mediante estímulos eléctricos.
El equipo Milesman Blauman fue creado con el objetivo de tratar lesiones superficiales.
El láser azul utilizado en baja potencia coagula vasos muy pequeños debido a que su color es antagónico al pigmento de los vasos.
Los vasos con un diámetro en el punto mínimo visible a simple vista entre 0,02 mm hasta un poco menos de 0,5 mm de diámetro, coagularan con mucha mayor tolerancia.
Asimismo, su utilización en lesiones pigmentadas por melanina o en vasos un poco más anchos no es tan profunda como la obtenida con los láseres infrarrojos.
Tampoco es posible remover lesiones pigmentadas como los nevus café con leche debido a que se mantiene la naturaleza de la respuesta de hiperpigmentación propia de este tipo de lunares.
El láser azul no es adecuado para tratar lesiones con pigmento profundo.
Adecuar los diámetros de los pulsos al diámetro de los vasos con piezas de mano de su mismo tamaño, permite obtener resultados más directos.
Esto se aplica en utilizarlo en la matricectomía ungueal para tratar la uña encarnada.
En resumen, si se trata de lesiones fuertemente pigmentadas como vasos muy pequeñps y algunas de pigmento melánico muy superficial, ocurrirá menor dolor y, por ende, una mejor recuperación al procedimiento.
La matricectomía con láser azul:
La matricectomía ungueal es una excelente aplicación del láser azul.
He utilizado anteriormente el láser de CO2 para remover la matriz ungueal cuando se quiere evitar el recrecimiento de la porción de la uña que se entierra en el perioniquio.
La dificultad técnica es alta debido a que la visualización completa de la matriz no es fácil a simple vista, y más difícil aún sin utilizar el microscopio, y aún más cuando se trata de realizarlo evitando el sangrado.
La utilización del láser de CO2 requiere la protección de la porción próxima del periostio del hueso y la presentación del espacio a tratar no siempre es fácil.
¿Y entonces, por qué hacerlo con láser?
Hay que recordar que la matriz ungueal es dérmica, no ósea.
La matriz unguel está al alcance de un instrumento que solo la destruya en la porción que queremos.
No hay necesidad de realizar resecciones ni colocar suturas dolorosas.
No se necesita destruir más tejido del necesario utilizando otros recursos.
El posoperatorio es tranquilo y poco doloroso, aunque se observará en la zona de la matricectomía un tejido costroso que tarda cerca de dos semanas en caer.
Después de la caída de la costra, deberá verificarse meses después el crecimiento de la uña. A menudo, este crecimiento es algo irregular y fácil de remover con un cortaúñas.